EL NÉCTAR DE LA INMORTALIDAD

mito védico Feb 01, 2024

Podemos comenzar esta historia en el momento en que Indra, montado en su blanco elefante Airavata, visitó al sabio Durvasa para buscar sus bendiciones. El sabio Durvasa ofreció a Indra una guirnalda como ofrenda. Indra, por ignorancia y algo de arrogancia, colgó la guirnalda de flores en los colmillos de Airavata. La guirnalda estaba hecha de flores muy preciosas y especiales. Esas flores tenían una fragancia muy poderosa y varias abejas se sintieron atraídas. Las abejas giraban y zumbaban alrededor de la guirnalda que colgaba de los colmillos de Airavata. Al comienzo el elefante ignoró a las abejas, pero después de algún tiempo, no pudo soportar el continuo zumbido y se irritó.

Airavata, frustrado, arrojó la guirnalda al suelo y la pisoteó para evitar a las abejas. El sabio Durvasa, conocido por su ira en los tres mundos, mirando su ofrenda siendo destruida por el elefante, enfureció. Exclamó que la guirnalda era la morada de Sri (fortuna) y que tener esa guirnalda llevaría prosperidad y fortuna y por tanto debía ser tratada como un prasad, es decir, una ofrenda religiosa que debía ser atendida. Mirando cómo se manipuló la guirnalda, Durvasa dirigió su ira hacia Indra.

El sabio maldijo a Indra y también a todos los dioses, haciendo que los devas perdieran su fuerza, energía, fortuna, prosperidad y que sufrieran los síntomas de la vejez. Indra, sorprendido al escuchar la maldición, le pidió al sabio que la deshiciera. Durvasa fue implacable y explicó que no podía deshacer la maldición, pero le contó una solución para que los devas pudieran recuperar su juventud. El sabio dijo que los devas podrían recuperar su juventud bebiendo el amta que aparecería al agitar el océano de leche.

Así, con el tiempo, los devas comenzaron a perder la guerra contra los asuras . La palabra asura originalmente se utilizaba para referirse a deidades poderosas, y cuando estas deidades tomaban decisiones en beneficio de todos o decisiones para el beneficio personal eran diferenciados entre devas y asuras respectivamente.

Debido a la maldición, los devas estaban perdiendo la guerra contra los asuras, sufriendo cada vez más bajas en sus lineas. Indra, el rey de los cielos junto a otros devas acudieron a Brahmā en búsqueda de asistencia. Sin embargo éste les aconsejó rezar a Viṣṇu, el Ser Supremo. Así lo hicieron y Viṣṇu apareció y les aconsejó hacer las paces con los asuras para ganar tiempo y obtener el amṛta, el néctar de la inmortalidad. Con este néctar podrían reducir las muertes producidas por la guerra. Conseguir el amṛta requeriría agitar los océanos utilizando el monte Mandāra, pero la tarea sería tan titánica que necesitarían la ayuda de los asuras para lograrlo. Viṣṇu prometió ayudar a los devas en el proceso y garantizar que los asuras no obtuviesen el néctar. Viṣṇu aconsejó a los devas no oponerse a nada que los asuras desearan y que mantuvieran su atención puesta en el néctar. Así los devas y asuras hicieron un acuerdo e intentaron llevar el monte Mandāra hacia el océano, pero éste era tan pesado que muchos murieron aplastados en ambas partes del acuerdo. Luego Viṣṇu tomó el monte y lo llevó hasta el océano. Juntos, los dioses tomaron a la gran serpiente Vāsuki y la utilizaron para amarrar el monte. Una vez enroscada la gran serpiente podrían girar y agitar el océano para revelar los tesoros escondidos en el fondo marino. Viṣṇu y los devas fueron a tomar la cabeza de la serpiente pero los asuras se enojaron y se quejaron, no querían tomar la cola, ya que lo veían por debajo de su dignidad. Los devas aceptaron cambiar lugares y al comenzar el proceso, el monte comenzó a hundirse en el mar. Este imprevisto ocurrió porque no habían rezado a Gaṇeśa y no contaban con el favor del dios de la fortuna y removedor de obstáculos. Viṣṇu se transformó en una tortuga gigante llamada Kurma y salvando la situación, levantó el monte en su espalda. Al mismo tiempo, Vāsuki empezó a vomitar fuego y humo tóxico debido al esfuerzo, intoxicando a muchos dioses.

Finalmente comenzaron a aparecer tesoros en el fondo marino, y los devas sólo tomaron lo que los asuras dejaban, hasta que apareció el amṛta cargado en un recipiente de oro por el dios de la medicina llamado Dhanvantari. Rápidamente los asuras cogieron el néctar y comenzaron a pelear para ser los primeros en beberlo. Los devas, preocupados, recordaron a Viṣṇu de su promesa y este los calmó y aseguro que los asuras no lograrían su objetivo. Viṣṇu tomó la forma de una bella doncella llamada Mohinī y convenció a los dioses de que ella repartiría el néctar a ambos grupos . La belleza y miradas seductoras de Mohinī causaron una gran impresión haciendo que cada asura pensara que era su favorito. Así los asuras le dieron el néctar a la doncella para que ella decidiera quién sería el primero en beber. La doncella aceptó pero les pidió que acataran sus instrucciones al pie de la letra, y los asuras emborrachados de amor aceptaron. Ella organizó a ambos grupos de divinidades en dos filas, y mientras miraba a los asuras y los seducía, la doncella iba dando el néctar a los devas. Los asuras pensaban que los devas eran estúpidos por tomar primero el néctar en vez de apreciar la belleza y seducción de Mohinī.

Uno de los demonios llamado Svarbhānu no era tan ingenuo, y tomó la forma de un deva y se sentó entre el Sol y la Luna, quienes percatándose del engaño avisaron a Viṣṇu quien sacó su sudarśanacakra y cortó la cabeza de Svarbhānu. Sin embargo, el néctar ya estaba en la boca de Svarbhānu, haciéndolo inmortal. Viṣṇu permitió que esto ocurriera por respeto a una bendición que Brahmā había concedido a Svarbhānu de que se convertiría en un graha y viviría la larga vida del universo. Luego que los devasterminaron de consumir el néctar, Mohinī desapareció y Viṣṇu volvió a su forma natural. Los demás asuras nunca recibieron el néctar de inmortalidad y finalmente fueron derrotados.

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